BARAJA: “LA ENERGÍA DEL EQUIPO Y LA COMUNIÓN CON MESTALLA ES ESPERANZA”
Declaraciones del técnico valencianista tras el partido ante el Real Betis
Manu Vallejo lleva el gol en la sangre. El delantero del Valencia CF siempre ha tenido cerca a uno de sus referentes más claros, su padre, que en los últimos días ha aprovechado para hacerle una visita. La familia Vallejo se perdió su debut en Segunda y también en Primera, pero el pasado sábado, en Mestalla, pudieron disfrutarlo media hora ante el Deportivo Alavés. “En casa siempre ha habido más fútbol que en la comunión de Oliver y Benji”, relata a VCF MEDIA Javier Vallejo, que llegó a jugar hasta Segunda B con el Marbella y no había temporada en la que no marcara entre 15 y 20 goles. Era atacante, como su hijo, pero en la comparación entre ambos, a su juicio, no hay color: “Manu me ha superado como un F-18”. ¿La diferencia? “Manu es más trabajador que yo, él se lo guisa y él se lo come. Yo me aprovechaba del delantero grande, como era chiquitito me metía por todos los lados, pero me faltaba el trabajo y la persistencia de mi hijo”.
Manu siempre ha tenido en su padre un espejo en el que mirarse. Papá Vallejo nunca ha sido de darle demasiados consejos, más allá de que no se tire al suelo, que es el mismo que da siempre a su hermano Álvaro, que ahora es juvenil. Sin embargo, siempre ha estado a su lado. En las buenas, como ahora, y en las malas, como cuando sufrió una lesión grave y lo acompañaba semana tras semana por los campos de toda Andalucía para ver partidos, porque el valencianista es uno de esos tipos que procesa fútbol 24 horas al día. Cuando era infantil lo vio claro. “Manu, tú tienes gol”, le dijo. Eso en el fútbol hace la diferencia, pero no lo es todo y a lo largo del camino se ha encargado de recordárselo: “En el camino se han quedado compañeros que eran más buenos que tú”. El delantero está acostumbrado a ganarse a pulso cada oportunidad. Lo ha hecho siempre, va en su manera de entender el fútbol, y sigue haciéndolo en el Valencia CF.
No escatima esfuerzos en los partidos y tampoco durante la semana. “Jamás se ha perdido un entrenamiento, da igual que se cambiara los ‘brackets’, que tuviera el tobillo hinchado, que lloviera… Yo le decía… ‘¿Dónde vas?’ Lo tenía que frenar, pero no había forma de pararlo, él me decía ‘va papá, aunque sea al gimnasio o unas vueltas al campo’”. Siendo juvenil fue convocado con el primer equipo del Cádiz CF, era la primera vez y le dieron unas pautas de alimentación propias del fútbol de élite. Inmediatamente después volvió al filial, pero no abandonó esa pauta durante meses. Su padre, socarrón, le incitaba de vez en cuando a comer un dulce de la pastelería que hay junto al bar que tiene la familia Vallejo en Chiclana de la Frontera. El valencianista nunca accedía. Es el valor de la disciplina, Manu tenía los cinco sentidos puestos ser futbolista de élite. Hoy sigue atacando el mismo sueño con la camiseta del Valencia CF.
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